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la muerte de Che, relato de Téran

va usted a matar a un hombre!



El propio Ernesto "Che Guevara dijo que "en una revolución se triunfa o se muere (si es es verdadera). Este posteo intenta trazar un paralelo entre la forma en que Guevara encuentra a la muerte, y su propia vida. La historia es conocida. Estaba el Che y un puñado de guerrilleros tratando de expandir la revolución originada en Cuba en el resto de América latina. Ya venía de un intento fallido en el Africa y en Bolivia no encontraría otra cosa que a la propia muerte. La indiferencia de los campesinos bolivianos, la inferioridad numérica y el rastreo implacable de los comandos antiguerrilla de EE.UU, hicieron que se encuentren los guerrilleros del Che, rodeados por el ejército boliviano en la selva de Valle Grande. En el último enfrentamiento, el Che cae herido y es capturado mientras se arrastraba para esconderse en un matorral. Fue llevado a una escuela de La Higuera, junto a los demás guerrilleros atrapados. Un mensaje en clave sonó en el radio:

"— hola, "Saturno", tenemos a "Papá"!

"Saturno" era el coronel Zenteno Anaya que se encontraba reunido con el presidente de Bolivia, toda la plana mayor del ejercito, el jefe de la C.I.A y el jefe de la misión militar de U.S.A en ése país. Entre todos sellaron el destino del Che devolviendo otro críptico mensaje en el radio:

—"Saluden a "Papá"!

El mensaje fue recibido por un coronel en La Higuera, éste delegó la orden a un teniente y el teniente la dejó a cargo del suboficial Mario Terán. El propio Terán hace el siguiente relato:

"Cuando llegué al aula, el Che estaba sentado en un banco. Al verme dijo:
— Usted ha venido a matarme.
"yo me sentí cohibido y bajé la cabeza sin responder. Entonces me preguntó:
— ¿Qué han dicho los otros?
"Le respondí que no habían dicho nada, y él comentó:
— Eran unos valientes!
"Yo no me atrevía a disparar. En ese momento vi al Che grande, muy grande, enorme. Sus ojos brillaban intensamente. Sentí que se me echaba encima y cuando me miró fijamente, me dio un mareo. Pensé que con un movimiento rápido, el Che podría quitarme el arma.
— Póngase sereno — me dijo — y apunte bien, va usted a matar a un hombre!
"Entonces di un paso hacia atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga. El Che, con las piernas destrozadas, cayó al suelo, se contorsionó y comenzó a regar muchísima sangre. Yo recobré el ánimo y disparé la segunda ráfaga, que lo alcanzó en un brazo, en el hombro y en el corazón. Ya estaba muerto"

El cadáver del Che fue mutilado con un hacha: le cortaron las manos para un reconocimiento dactilar. El primero en arrimarse fue Eduardo "hedí" González, un cubano agente de la C.I.A que regenteaba un cabaret en la época del dictador Batista en la isla.
Luego, despojaron al Che de sus pertenencias y se las guardaron la plana mayor del ejercito, como trofeo de guerra: su diario de campaña, su Rolex, su pipa, su fusil. Se dice que la campera ensangrentada, quedó al celoso resguardo del pueblo de Valle Grande.
Su cuerpo murió el 9 de octubre del 66, pero su espíritu permanece inalterado con el correr de los años, tal cual pudo vislumbrarlo esa tarde el mismo Terán: "…grande, muy grande, enorme."



*El relato de Terán fue extraído del libro "argentinos", tomo 2, de Jorge Lanata.

source : http://fotolog.terra.com.ar/desdelaterraza:26

 



02/10/2007
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